Las marcas blancas y de fabricante se tiran de los pelos

Las marcas blancas y de fabricante se tiran de los pelos

A puñetazo limpio en el supermercado: marcas blancas y de fabricante inician una guerra sin cuartel

En tiempos de inflación la convivencia de marcas blancas y de marcas de fabricante resulta cada vez más compleja (y las primeras no se cortan un pelo a la hora de poner la zancadilla a las segundas).

Si bien en España la coexistencia de unas y otras marcas es aún bastante pacífica, en otras latitudes (en Alemania, por ejemplo) las marcas blancas y las marcas de fabricante se han declarado mutuamente la guerra y no ocultan además la inquina que se inspiran las unas a las otras.

Para rebelarse contra el aumento de los precios impuesto por multinacionales como Mars y PepsiCo, la cadena alemana de supermercados Edeka ha pasado al ataque en las redes sociales, donde se ufana de que en sus estanterías no hay espacio para los «precios inflados» de Mars o Pepsi y pone en valor la formidable calidad-precio de sus marcas blancas. La osada estrategia de Edeka ha sido colmada de elogios y también de críticas (pues hay quienes acusan a la cadena de supermercados de invertir en su propio beneficio el rol de víctima).

La pandemia del coronavirus y la guerra de Ucrania han propiciado múltiples interrupciones en la cadena de suministro y han incrementado notablemente el precio de las materias primas. En consecuencia, muchos fabricantes adscritos al ramo de la alimentación han reaccionado aumentando el precio de sus productos, lo que se ha traducido a la postre en nuevos conflictos.

El aumento de los precios en el contexto inflacionista actual ha dado fuelle a la disputa (en modo alguna nueva) entre las marcas blancas y las marcas de fabricante. Irritado por el aumento de los precios que promueven multinacionales como PepsiCo y Mars, Edeka ha decidido desterrar los productos de estas compañías de sus lineales y promocionar, en su lugar, sus marcas propias (que no son inmunes en modo alguno a los efectos de la inflación).

Algunos retailers están aprovechando la inflación para poner en valor sus marcas blancas

Edeka se lamenta de que PepsiCo le impuso en su día un aumento no negociable del 30% en el precio de sus productos. Y la cadena de supermercados se rebeló tildando el incremento de «exagerado e incomprensible», ya que no echaba al parecer anclas en el aumento del coste de las materias primas. Al fin y al cabo, sus marcas blancas están también a merced del incremento en el coste de las materias primas y sus precios no se han disparado tanto, argumenta Edeka.

Como Edeka, otros retailers han preferido no plegarse al incremento en los precios impuesto por empresas de bienes de consumo como Kellogg’s y Mars y han optado por no comercializar los productos de estas multinacionales y dar fuelle en su lugar a sus propias marcas blancas.

¿El problema? Que las marcas blancas de los retailers no escapan tampoco al fenómeno de la inflación. Los precios de «Gut & Günstig», la marca blanca de Edeka, pegaron, por ejemplo, un brinco del 24% entre enero y agosto de 2022, solo seis puntos porcentuales menos que las subidas aplicadas por PepsiCo en sus productos.

Hay quienes creen que retailers como Edeka se están aprovechando de la inflación y utilizando en su propio beneficio la guerra de precios emanada de este fenómeno para fortalecer así la posición en el mercado de sus propias marcas blancas. Y lo cierto es que su estrategia se está revelando extraordinariamente exitosa.

De acuerdo con un reciente estudio de NielsenIQ, la marca blanca tuvo en 2022 un peso en la cesta de la compra del 46% en España. Se trata de un crecimiento interanual por encima de los dos dígitos con respecto al año anterior y pone de manifiesto que, cuando toca apretarse el cinturón, los españoles fijan con más fuerza la mirada en las marcas blancas (que pese a la inflación son habitualmente más económicas que las de fabricante).

Fuente: marketingdirecto.com